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Recuerdo detenido en mi memoria, como un reloj detenido en las seis, como un cordón que no corte… como lo único que recuerdo de su unión, palabras que escribo por miedo a olvidar.
Sentados en nuestra nube perfecta, blanca y con colores únicos, un libro amarillo y del porte del universo, un título para cada día, una historia nueva para soñar.
Sus voces dulces y tibias, hablando de mundos mágicos y existentes, una fantasía única,
Tu sentada en mi cama, y el con la otra pequeña.
Mantas con dibujos perfectos, cariños en el pelo, que siento al recordarlos.
Sonrisas brillantes y calmadas.
Las manos de el cruzadas, sus ojos pensantes, su mirada perdida, su olor inexplicable.
La otra pequeña que sueña, es mi hermana, su pelo largo y suave, su mirada encantadora, mirándome fijo e imaginando que todo es real.
Ella frágil y tierna, sosteniendo el libro pesado con sus manos flacas y acogedoras.
Y finalmente yo, con pelo corto y liso, pijama rosado y con dibujos, sonrisa igual a la de ahora, ojos perdidos en las hojas de ese libro, mirada que retuvo este recuerdo, sacó una fotografía, que ahora veo y vuelvo a ella, me siento en mi cama, vuelvo a ver el libro amarillo del porte del mundo, veo a mis padres dando las buenas noches, veo a mi hermana con ternura… una fotografía guardada en mis bolsillos…
Un recuerdo que estremece…
Un arco iris existente.

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